viernes, 30 de noviembre de 2018

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humilad

LA HUMILDAD : segun Andrés Flores Colombino La humildad no es un simple comportamiento exterior, actuado, fingido a veces, aprendido, otras. Surge de la interioridad de cada ser que la posee y se caracteriza por la capacidad de “asumir los errores y defectos propios”. Ser humilde no significa humillarse, rebajarse ni negar las propias virtudes o capacidades, pues se haría énfasis en uno solo de los polos, el de asumir los defectos, que también implica humildad, pero para ser auténtica, la humildad no debe ser consecuencia de la baja autoestima o de la mala opinión que se tiene de sí mismo, o de la necesidad masoquista de sentirse inferior. Reconocer los defectos no es buscarse defectos, culparse de todo, exhibir los vicios. Es poseer el sereno equilibrio, la integrada visión de la existencia, en que se percibe lo bueno y lo malo de las cosas al mismo tiempo. Para ser humilde también se pueden asumir las propias virtudes, sin vanidad ni falso orgullo. Negar las propias virtudes es una forma de vanidad, pues con ello se espera que el otro proteste y exalte esas virtudes negadas por nosotros. Estábamos convencidos que la humildad era la virtud de ser capaz de reconocer los propios defectos y logros y actuar en consecuencia. O “la virtud de aceptarnos con nuestras habilidades y nuestros defectos, sin vanagloriarnos por ellos”. Pero consultados los diccionarios unos hablan de que la humildad es “el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades”; “virtud de asumir los defectos y errores propios”: “capacidad de aceptar los propios errores y defectos”. Y la “capacidad de restar importancia a los logros y virtudes”. El Diccionario de la Real Academia Española del 2005 dice: “Actitud que no presume de sus logros, reconoce sus fracasos y debilidades y actúa sin orgullo”. La humildad, pues; tiene que ver más con reconocer nuestros errores que con reconocer nuestros aciertos. No vamos a considerar los conceptos de humildad referidos a bajeza, sumisión, servilismo, degradación, docilidad, porque implican aceptar la validez del concepto bíblico de San Mateo: “el que se ensalza será humillado y el que se humilla será ensalzado”, lo que en definitiva deja de ser una virtud para convertirse en una conducta de interesada conveniencia para obtener el reconocimiento prometido. El uso coloquial de la palabra refiere también a la pobreza, la falta de nobleza, la baja clase social. Los gobiernos tienen programas especiales para atender a los humildes y desamparados. Tampoco profundizaremos el posible origen de la palabra en el “humus”, parte orgánica del suelo que se forma por descomposición de los elementos minerales y animales, de microorganismos y de agua, de color oscuro, que desde diversas profundidades del suelo, enriquece la fertilidad del mismo, fortalece a las tierras ligeras y da soltura a las compactas. Sin embargo, tomado como símbolo, el humus se compara con la materia que desde su humilde, invisible, pero poderosa presencia, promoverá el crecimiento fértil y vigoroso del plantío de valores. 

¿Qué es la soberbia? TOMAS DE AQUINO

La palabra “soberbia” se puede entender en dos sentidos: uno positivo y poco frecuente, y otronegativo y de uso ordinario, según si aquello a que se aspira es, respectivamente, bueno o malo[8]. Esta sería una acepción material del término. Sin embargo, formalmente hablando, el vocablo designa un vicio negativo del espíritu, el superior a todos. El sentido positivo es el que, por ejemplo, en una universidad, designa que ésta lo sigue siendo y crece como tal. En cambio, el negativo es el más eficaz disolvente de la institución universitaria.
Tomás de Aquino indica que soberbio es el que tiene un amor desordenado hacia su propio bien por encima de otros bienes superiores[9]. El sólo hecho de dudar si existen bienes superiores al propio ya es, pues, síntoma de este defecto. Es amor desordenado, porque como el soberbio no se conoce como quién es, sino que tiene un conocimiento de sí como de aquél que quiere ser, desea para él lo que no le es adecuado. La describe como el apetito inmoderado de la propia excelencia[10] que, de paso, rebaja la dignidad ajena[11]. Desde luego, la exelencia es debida a alguna cualidad buena[12]; por eso, se puede referir a diversas aptitudes humanas[13]. Por el contrario, añade que el humilde no se preocupa de la propia excelencia, pues se considera indigno[14]. Advierte también que la soberbia es la madre[15] y reina[16] de todo defecto, es decir, su origen y su fin[17]. De modo que las otras lacras, como hijas naturales, tienen cierto parecido a la madre[18] y, asimismo, cierta propensión a rendirle honores[19].
Otra nota que el de Aquino atribuye a la soberbia es que este defecto radica en la voluntad[20], y, precismente por considerarla una mala inclinación de esta potencia humana, añade que el soberbio no se subordina a su recto conocimiento propio, de modo que pueda percibir por él su distintiva verdad[21]. Por el contrario, nota que la humildad se ajusta al adecuado conocimiento que alguien tiene de sí[22] (“donde hay humildad hay sabiduría”, dice laEscritura[23]). Por eso admite que la soberbia impide la sabiduría[24]. También advierte que las verdades directamente impedidas por la soberbia son aquellas que se denominaban “afectivas”[25], es decir, unas de las más altas que sólo las personas virtuosas conocen por connaturalidad. En rigor, el fruto seguro de este defecto es la ceguera de la mente[26].
No obstante, si bien se mira, la soberbia no inhiere en la voluntad, sino –como su carcoma[27]– en lo más neurálgico de nuestra intimidad, de donde procede toda malicia, y a donde toda corrupción se ordena[28]. Sí, nadie se reduce a su voluntad, y es en esa realidad personal irreductibilble donde anida la soberbia y la peor ignorancia, lo cual le llevó a clamar a San Pablo: “de la ceguera del corazón, líbranos Señor”[29]. Por eso se entiende que la perfección contraria, la humildad, sea –más que una virtud de la voluntad– la fuente personalde todas las virtudes. También por esto la humildad, en cuanto que remueve la soberbia, es la sal que preserva toda virtud[30]. Si el vicio de la soberbia es el más grave, también será el más tenaz y perdurable, porque es el que está más hondamente radicado en nuestro ser; tan fuerte que extingue todas las virtudes y corrompe todas las potencias humanas[31]. Por lo que se refiere sus los tipos, Tomás señala que uno es el de aquel que se gloría en sus cualidades, y otro el de quien se arroga lo que le sobrepasa[32]. Obviamente el segundo es peor –también más ciego– que el primero.
El carácter distintivo de este defecto respecto de los otros lo cifra el de Aquino en que en cualquiera de los demás se da siempre cierto defecto; sin embargo, el mal en éste se toma de la perfección a la que desordenadamente se aspira[33]. Efectivamente, la soberbia tiende a lo excelso[34], pero sin un “pequeño detalle”: la rectitud. Se distingue de la vanidad o vanagloria(la más afín a aquélla[35]), es decir, del amor a la gloria mundana[36], porque la primera es el deseo desproporcionado de cualquier gran realidad; la segunda, en cambio, tiende a la sóla grandeza externa, la alabanza y el honor[37], es decir, a ser considerado superior a quien se es, pues así como el honor social es –según Aristóteles– el premio debido de la virtud, la soberbia busca ese honor pero sin virtud. La una es interna (latens in corde[38]), mientras que otra es una manifestación suya externa[39].
La soberbia se distingue de la avaricia en que la primera es descabelladamente ávida de bienes inmateriales, mientras que la segunda lo es de los sensibles. Se diferencia de la lujuriaen que ésta engendra torpeza, mientras que la soberbia intentando “pasarse de lista” logra la peor ignorancia. De la gula, en que ésta tiende a lo fácil, mientras que la otra a lo arduo. De laenvidia, en que ésta se entristece por el bien ajeno; en cambio, la soberbia se entristece por la carencia del bien propio que insensatamente desea. De la pereza, en que ésta –como dice el refrán castizo– “ni lava ni peina cabeza”, mientras que la soberbia es trabajosa, pues siempre anda maquinando cómo acrecentar el propio prestigio. La tentativa de justificación de estas actitudes es –según indica– plural, pues unas veces se las tiende a disfrazar bajo el aspecto de la magnanimidad, otras, bajo el de audacia, ya que el soberbio pretende –aunque sin orden– aquello que le supera[40].
Se presenta la soberbia, sobre todo, en dos frentes, y en ambos se parece a un tumor[41]maligno y con metástasis: en el de la ciencia, y en el del poder[42]. En cuanto a la ciencia, es bien conocido que ésta hincha[43], pues el que se cree que sabe, todavía no sabe como es debido. Por lo que al poder respecta, dos son las posibles causas de soberbia: la altura del status y las obras[44]. No es extraño, pues, que, sobre todo en una sociedad como la nuestra donde “mandar” y “obedecer” no significan exclusivamente “servir”, la soberbia se manifieste en el sentirse “señor” del cargo en vez de “administrador” del mismo[45]. Tomás añade que este defecto afecta sobremanera a la juventud[46]. Con todo, no es sólo un problema de gente joven, pues con el paso de los años este defecto parece volverse tan acrisolado y retorcido como encubierto. También declara que incide más en las personas públicas que en las privadas[47].
Seguidamente se intentan rastrear tres ámbitos de este defecto. Se atiende, en primer lugar, a la soberbia para consigo mismo; en segundo lugar, para con los demás y, por último, con referencia a Dios.

ORGULLO
Definición. El significado bíblico de orgullo se puede referir como algo positivo en algunos casos, sin embargo en las Escrituras el orgullo se muestra como un exceso de autoestima, con arrogancia también, un comportamiento que tiende a mostrar en exceso sus virtudes o importancia.
La palabra orgullo, la Biblia la muestra como una ilusión, como algo que realmente no existe. Dice que por el orgullo nos atribuimos una serie de virtudes que no poseemos o en algunos casos que no hemos adquirido por nosotros mismos.
Del orgullo también hace referencia la Biblia, como algo que ciega a quien lo tiene de los peligros que puede darles esa actuación, sobretodo porque al mostrarse orgulloso, puede permitir a los demás que ante cualquier error del orgulloso, éstos estén deseando humillarlo.
El orgullo que hace mención la Biblia, suele ser en tono negativo, aunque el orgullo puede significar otras cualidades positivas, por ejemplo sentirse orgulloso de un hijo. El orgullo en tono negativo, genera tarde o temporano, una situación de debilidad para quien lo tiene que ensucia su ser y la imagen que tengan de él los demás.

ALTANERO

Aunque existen distintas teorías al respecto de su origen etimológico, podemos subrayar que altanero es una palabra que deriva del latín. En concreto, procede de “altano”, que era el adjetivo que se le otorgaba a los vientos que soplaban del mar a la tierra o viceversa. Y esa palabra, a su vez, emana de “altus”, que es un adjetivo que se utilizaba para definir a todo lo que era alto o profundo.
Altanero
El adjetivo altanero se utiliza para calificar a la persona que es arrogante o vanidosa. La altanería, de este modo, se asocia a la soberbia. Por ejemplo: “No soporto al nuevo jefe: es altanero e irrespetuoso”“Altanero, el boxeador estadounidense aseguró que su rival no aguantará más de dos minutos arriba del cuadrilátero”“De joven era un poco altanero, pero luego aprendí la importancia de ser humilde”.

jueves, 29 de noviembre de 2018

conferencia sobre violencia intrafamiliar

LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

http://youtube.com/watch?v=KEeQG5dEVE0

PONENTE: RAMON  ACEVEDO

Ramón Acevedo es un médico psiquiatra con un profundo amor y vocación de servicio por sus pacientes y por Medellín. Es una persona honesta, respetuosa, tolerante, responsable y solidaria; un líder incansable que día a día trabaja con la convicción de construir y consolidar una Medellín más justa e incluyente, de todos y para todos.
Comparte su vida desde hace 30 años con su esposa Esperanza, quien siendo abogada se ha dedicado a trabajar por la familia y la niñez, convirtiéndose en la compañera de todas sus luchas sociales. Es el papá de Paola Andrea y Laura Catalina, dos jóvenes estudiosas, amantes del arte y defensoras de los animales.
Su profesión de médico psiquiatra ha guiado la labor de toda su vida y le ha permitido conocer muy bien los problemas sociales por cuya solución ahora trabaja desde el Concejo de Medellín.
Trabajó en Risaralda en su pueblo natal Apía, donde se desempeñó como médico rural, creando el primer grupo de la tercera edad y de voluntariado para apoyar las labores del Hospital en beneficio de los más necesitados del municipio, organizaciones y grupos que aun hoy persisten; y posteriormente fue director del Hospital San José de Marsella, donde desarrolló una eficiente labor en el campo de la administración y de la salud pública, siendo además miembro del Club de Leones y Capitán honorario del Cuerpo de Bomberos.
Estudió especialización de psiquiatría en la Universidad de Antioquia y en gerencia pública en la Universidad Cooperativa de Colombia y cursó una diplomatura en conductas adictivas en la Universidad del Rosario.
Trabajó en el Hospital Mental de Antioquia, coordinando el Servicio de Alcoholismo y Hospital de día; en el Instituto de Medicina Legal y ciencias forenses como coordinador del área psiquiátrica y fundó y gerenció la ESE Carisma; fue Subgerente de la E.S.E. Rafael Uribe Uribe, del entonces Seguro Social y se ha desempeñado como psiquiatra en la clínica Samein.
Como Gerente de Carisma desarrolló en la ciudad de Medellín, en el departamento de Antioquia y en Colombia múltiples programas de promoción de la salud y prevención de la farmacodependencia, diseñó y puso en funcionamiento el programa de Comunidad Terapéutica con énfasis en Salud Mental, pionero en la rehabilitación de drogadictos y con el cual se han recuperado miles de jóvenes.
Ha sido un defensor de los trabajadores de la salud y de las comunidades terapéuticas, para que le sean respetados sus derechos laborales y sobre todo su dignidad.
Se ha dedicado a la docencia en diferentes centros de educación superior de Medellín, como la Universidad de Antioquia en el postgrado de Ciencias Forenses, en la Universidad de Medellín en el postgrado de derecho penal y criminología, en la Universidad Autónoma Latinoamericana en el postgrado de derecho penal, en la Universidad Luis Amigó en el postgrado de farmacodependencia, en la Universidad San Buenaventura en el postgrado de contextualización psicosocial del crimen y desde hace 22 años es profesor de la Universidad Pontificia Bolivariana en el postgrado de Psiquiatría.
Fue el creador y conductor del programa de televisión “Una Ventana a la Vida” de Teleantioquia, fue columnista del periódico el Colombiano, escribiendo la columna “Vivir con Carisma” y desde hace más de cuatro años es copresentador del programa “Sanamente” del canal TeleVid

viernes, 9 de noviembre de 2018

ADOREMOS AL REY DE REYES

como no alabar a dios

ALABEMOS A DIOS
Alabemos a dios porque el es el ubico que no nos abandona porque siempre esta con nosotros como no alabar al rey  al creador del universo alado sea dios todopoderoso

LA ALABANZA QUE DIOS ACEPTA


Estaba participando en un culto cuando quién dirigía la alabanza incitó al auditorio: “Alabe, hermano, alabe al Señor. Alabe para sentirse bien. Para eso hemos venido a adorar a Dios, porque alabando nos sentimos bien”.
Estaba participando en un culto cuando quién dirigía la alabanza incitó al auditorio: “Alabe, hermano, alabe al Señor. Alabe para sentirse bien. Para eso hemos venido a adorar a Dios, porque alabando nos sentimos bien”.
Cuando me retiré a mi hogar lo hice pensando en esa afirmación y preguntándome: ¿Alabamos a Dios para sentirnos bien nosotros? ¿La adoración tiene como finalidad el confort del hombre o la gloria de Dios? ¿Acepta Dios la adoración de un pueblo que lo alaba con el propósito egoísta de sentirse bien? Es verdad que cuando alabamos juntos con su pueblo somos bendecidos y nos sentimos bien, pero ¿puede ser este el móvil de nuestra adoración o nuestra alabanza?
Creo que todas estas manifestaciones exuberantes de alabanza que están estallando en medio del pueblo de Dios deben ser analizadas con equilibrio y serenidad, evaluadas a la luz de la Palabra de Dios, y enfocadas desde una óptica espiritual. De no hacerlo así podríamos caer en una alienante fiebre “alabancionista” que terminará por debilitar al pueblo de Dios y precipitar catástrofes espirituales de grandes proporciones.
La alabanza y adoración del pueblo de Dios no pueden estar condicionadas por las demandas del mercado, ni por deseos, aspiraciones u opiniones humanas, sino por la Palabra de Dios. Solo si somos fieles a su Palabra y cuidadosos en lo que hacemos, podremos presentar a Dios una alabanza que sea aceptable.
Nadab y Abiú, hijos de Aarón, sobrinos de Moisés y flamantes sacerdotes, tomaron sus incensarios, colocaron el fuego y quemaron incienso presentándolo al Señor como ofrenda de adoración. Pero colocaron un fuego extraño, que el Señor nunca les había mandado y fueron consumidos por el fuego santo que salió de la presencia de Dios. (Levítico 10).
Cuando David quiso llevar el arca a Jerusalén, en su primer intento se frustró y Uza murió al extender su mano para evitar la caída del sagrado mueble. Recién en el segundo intento, cuanto tomaron en cuenta todas las demandas de Dios, tuvieron el éxito esperado. (2 Samuel 6)
Estos episodios tienen que solemnizar nuestro corazón frente al tema de la alabanza y la adoración a Dios. Podemos ser sinceros en lo que hacemos, y estar ofreciendo fuego extraño delante de la presencia de Dios, o podemos tener la mejor de las intenciones (Uza la tuvo) y sin embargo sufrir las consecuencias de nuestra ignorancia espiritual. La alabanza y la adoración no deben tomarse livianamente, no pueden evaluarse con interpretaciones ligeras de textos sacados del contexto, necesitan ser consideradas con seriedad, porque pertenecen a las cosas santas que deben ser manejadas con cuidado.

CLASIFICACIÓN DE LA MÚSICA CRISTIANA 

Desde la fundación del mundo la música ha estado presente y ha sido fundamental en todas las culturas del mundo y para los cristianos no ha sido la excepción.
En palabras sencillas podemos decir que la música es el arte de organizar sonidos y silencios de una manera agradable, y podemos decir que para que cierta música se considere cristiana debe cumplir con 2 requisitos:



1. Mensaje Cristiano.

El mensaje de la canción debe estar conforme a la biblia, sin un mensaje la música es solo música y es muy difícil para el oyente identificar si una canción es cristiana o no si solo se oye el sonido de los instrumentos, si bien es posible dedicarle a Dios una pieza instrumental, en este momento es donde entra el segundo requisito.

2. Intención del interprete.

Las intenciones del corazón del interprete de una canción o una melodía son indispensables, sin embargo este puede ser un tema de mucha polémica pues Dios es el único que conoce los corazones, la intención debe ir dirigida a agradar a Dios.


CLASIFICACIÓN DE LA MÚSICA CRISTIANA

La música en general puede clasificarse por su ritmo (rock, pop, tropical, etc), pero nosotros clasificaremos la música cristiana de una forma diferente, recordemos que el ritmo no hace cristiana o no a la música sino el mensaje, de los ritmos hablaremos en otra ocasión.

1. Música de Alabanza y Adoración.

Son aquellas canciones cuya letra esta dirigida totalmente exaltar a Dios, no es para pedirle algo, es para darle la honra a Él y darle gracias. Su uso mas común es durante el periodo de alabanza en los servicios de la iglesia.
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2. Música de Clamor y Oración

Son cantos en los cuales se le pide algo a Dios, es algo así como una oración cantada, no pueden clasificarse como alabanzas por que realmente no estamos alabando a Dios sino clamando por algo, pueden ser también cantos proféticos en donde se hagan declaraciones, pero la intención del canto es obtener la bendición de Dios, su uso mas común es para acompañar una ministración o una predicación.
Ejemplo:

3. Música Evangelística.

Son cantos dirigidos a los no creyentes, mediante los cuales se les presenta el evangelio, pueden ser también cantos con un mensaje bíblico orientado a alguna problemática actual, recordemos, la intención es llevar a la gente a Cristo.
Ej

4. Música para ministrar al creyente.

Son cantos dirigidos al creyente con el objetivo de ministrar un área de su vida, fortalecer su fe o enseñarle las promesas de Dios. Su uso mas común es para acompañar una ministración o una predic